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La Sociedad Española a Comienzos del s. XX

La Moda

La forma de vestir comenzó a cambiar significativamente: los burgueses adoptan el traje con sombrero como su seña de identidad y podían cambiar de ropa varias veces al día dependiendo de la hora o el acto social. El traje masculino, que buscaba paños de diseño inglés, como el príncipe de Gales, estambre o fieltro, se acompañaba de sombrero, normalmente de tipo bombín, y para la típica vestimenta de gala se añadía levita y bastón, cuello de pajarita y puños blancos asomando. También estuvieron de moda el sombrero de paja y el flexible, este último, de fieltro blando, se popularizó a finales de los años 20 y es en la actualidad el tipo de sombrero masculino más usado. En los retratos y fotografías de grupo de Viñuales no podían faltar en la indumentaria de los hombres el reloj de bolsillo con cadena o el pañuelo. La parte de la vestimenta más cuidada eran los zapatos, siempre lustrosos y brillantes. Se trataba de un complemento de ostentación, pues mientras las clases populares se desplazaba a pie, los más acomodados lo hacían en coche de caballos o, más recientemente, en un invento nuevo y asombroso: el automóvil.

Por el contrario, el vulgo vestía con gorras de visera y blusas que, en Aragón, para las gentes del campo, se convertían chalecos y calzones por la rodilla con abarcas de esparto. Las imágenes de Viñuales de ferias de ganado u otros productos, así como sus escenas de la vida en el campo —la siega, la trilla, los pastores, etc.— son fiel reflejo de estas diferencias.

En el caso de la mujer el cambio de la moda fue aún más radical. En la vida cotidiana se abandonan la sombrilla y el abanico para pasear a cara descubierta y libremente sin el incómodo y anticuado corsé. Las faldas más cortas obligan a llevar medias, que pasan de ser una prenda masculina a ser utilizadas exclusivamente por las mujeres. Para las galas se dejan los trajes negros, las señoras llevan enormes sombreros y alhajas propias de la época —cadenas con doble broche—, cuellos altos, llamados golilla, cintura estrecha, peinados abultados. Los momentos adecuados para lucir la ropa de gala y mostrar la posición social eran los grandes acontecimientos sociales de una pequeña capital de provincias: desfiles, procesiones, ofrendas florales, etc. La mujer del campo utilizaba blusas y amplios ropones con varias capas, así como mandiles, delantales y pañuelos a la cabeza.

Los niños que iban a ser fotografiados se vestían con llamativos trajes y vestidos, telas con profusión de dibujos —imaginamos que de vivos colores—, y finos zapatitos. Los hermanos eran fácilmente identificables pues se vestían iguales. Muchos de ellos muestran orgullosos sus juguetes nuevos.

La política internacional deja también su impronta en la moda masculina. Aquellos que se identificaban con los aliados, especialmente los francófilos, se identificaban por la forma de llevar el pelo largo, con barba o bigote con las puntas hacia abajo. Los germanófilos llevaban su bigote a la Guillermina, es decir, engominado y con las puntas hacia arriba.

 

 

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